El espejo negro de Estados Unidos. La migración latinoamericana de JALIFE RAHME, ALFREDO

Las placas tectónicas de América Latina se sacuden desde el Mar Caribe -considerado el «Mar Mediterráneo» por Estados Unidos- hacia Centroamérica con caravanas de migrantes, entre ellos menores, que irrumpen irrumpiendo en Estados Unidos, lo que genera una grave migración fronteriza. crisis. con México. Inicialmente, Biden optó por la política del avestruz y luego puso a Kamala Harris a cargo del conflicto en el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) y el estado de Chiapas, mientras la diplomacia de Estados Unidos movilizó rápidamente numerosas visitas. partes de Centroamérica. Se combinan los antecedentes geopolíticos del Triángulo Norte, desde el enfrentamiento entre Estados Unidos y la antigua URSS durante la Guerra Fría, pasando por sus guerras civiles, hasta causas de inestabilidad propias y externas. Por ello, la Administración Biden no ha recuperado el “Gran Caribe” que Robert Kaplan considera “el verdadero poder geopolítico de Estados Unidos”. México está estancado sin libertad entre Escila y Caribdis: el flujo y reflujo migratorio de sur a norte y de norte a sur (deportados ilegales), así como la politización electoral oportunista de Trump y su agenda supremacista blanca. Lo más absurdo es que ante un problema multidimensional y regional, que involucra al menos a cinco países (Estados Unidos, México y el Triángulo Norte), sin contar a Canadá, se haya intentado utilizar recetas unilaterales efímeras de migración, cuando el esfuerzo debe unir todos sus componentes en una visión humana, realista y de largo plazo. Las medidas implementadas por Biden están empeorando y se espera la llegada de más migrantes. Ahora Biden está considerando el consejo de López Obrador para aliviar desde sus raíces la grave crisis, que ha resultado ser una tragedia para toda América Latina, incluidos Centroamérica y México, reflejando la política fallida de Estados Unidos en la región. El enfoque migratorio del Triángulo Norte de Centroamérica, que tiene una actitud centrífuga hacia Estados Unidos, es hipercomplejo y multidimensional, por lo que su tratamiento debe ser holístico, regional y humanista, más que vulgar y efímera disciplina, tasas sancionatorias y electorales, no por mencionar una pseudoayuda de migajas por 4 mil millones de dólares en cuatro años, por parte de la administración Biden que fue acuchillada y contaminada en su frontera con México, donde se benefició la agenda prohibitiva y punitiva de los republicanos en Texas y Arizona, dejando los huérfanos del sur de México, en particular, del estado de Chiapas.